Siendo la fonética acústica algo poco estudiado previamente para mi, me ha resultado de gran interés hacer la lectura de “Introducción a la fonética acústica” pues me permitió encontrar más sentido a los procesos de pronunciación y decodificación en el acto de comunicación, aspecto mucho más amplio que el tema al que me referiré en el presente ensayo.
Comenzando por aclarar, diferenciar y entender mejor los conceptos y la materia de estudio de los diferentes tipos de fonética es que se hace de esta rama de la lingüística algo más sencillo o fácil de entender. De igual manera, saber que cada sub-rama se complementa de las otras pues se encuentran envueltas en el mismo proceso. Así pues, la fonética se define como el estudio de los sonidos del lenguaje, excluyendo otros sonidos del medio ambiente, así pues, se reduce el campo de investigación haciendo de él, una rama de la lingüística encargada del área expresiva.
A su vez, la fonética, se divide en dos aspectos fundamentales. El primero un aspecto acústico encargado de estudiar la estructura física de los sonidos que emplea el ser humano y la manera en que son registrados y percibidos. El segundo aspecto, es el articulatorio o fisiológico qué quizá nos suene más familiar –en lo personal así es- y se encarga del aparato fonador y el modo en que producimos los sonidos del lenguaje.
Para entender mejor la parte de la comunicación que estudia la fonología acústica es necesario ubicarnos en el proceso de comunicación referente al circuito del habla y sus componentes. Pues bien, para que exista este proceso, es necesario contar con dos partes: el emisor, persona encargada de transmitir el mensaje; y el receptor, persona que escucha e interpreta el mensaje. Una vez que el emisor transforma el pensamiento en palabras (procesos psíquicos que no estudiaremos por ahora) es transmitido por un canal, el aire. A través de éste canal, viajan ondas acústicas que conforman cada uno de los sonidos, la cadena de sonidos forma palabras y ella a su vez, oraciones para que el receptor descodifique e interprete. Así pues, la fonología acústica, se encarga del estudio “del viaje de los sonidos por el canal” de su física, su composición y cómo son percibidos.
Como sabemos, la fonética acústica no es el único tipo de fonética, también existen la fonética auditiva y la fonética articulatoria ¿Qué estudian? ¿En qué se diferencian? ¿Cómo se complementan? La fonética auditiva se centra en el análisis perceptivo de los mensajes lingüísticos, a diferencia de la fonética acústica que se encarga de estudiar las ondas sonoras complejas de los sonidos articulados. Por otra parte, la fonética articulatoria, se encarga de investigar y describir la formación de sonidos, y como dice el autor “ … la aceptación de uno no conlleva la negación del otro: los dos se complementan…” pues ambas están involucradas en el proceso de comunicación.
Ahora bien, entrando de lleno a la fonética acústica comenzaré definiendo aspectos fundamentales, necesarios para comprender el objeto de estudio. El sonido consiste en un conjunto de vibraciones, estás vibraciones producen ondas que se propagan por el aire por movimientos de compresión y rarefacción. Cada onda está determinada por ciclos recorridos en un tiempo dado. Los ciclos son el trayecto recorrido por las vibraciones marcadas por una aguja, ejemplo palpable que nos da el autor para comprender mejor estos conceptos. La relación entre el tiempo transcurrido y el número de ciclos determina la frecuencia de la onda (Hertz).
La impresión auditiva que percibimos de la frecuencia fundamental a nivel de la palabra es lo que se denomina “tono” que es determinado por el contraste de la frecuencia, a nivel de oraciones se llama “entonación”. Igualmente, el timbre puede ser grave o agudo dependiendo de la amplitud de los armónicos, número y audibilidad.
Sabiendo esto y más, y gracias al desarrollo de la electroacústica se pudieron desarrollar modernos aparatos para el registro del sonido. El espectrógrafo o sonógrafo descompone automáticamente la onda sonora compleja en cada uno de sus componentes y deja analizar lo que interesa al fonoaudiólogo: las frecuencias, intensidad, estructura formántica, frecuencia fundamental, intensidad y amplitud.
Las vocales y las consonantes son los dos tipos de clases o grupos que conforman la lengua. Es decir, si no emitiéramos vocales o consonantes, no sería posible darnos a entender; ambos grupos cuentan con características que determinan su naturaleza y se diferencian por la estabilidad frecuencial y lo que diferencia las vocales unas de otras es la distinta estructuración de sus armónicos (timbre). Algo nuevo e interesante para mi fue saber que algunas lenguas que no conocen más que tres vocales.
Las consonantes tienen mucho más clasificaciones siendo estas: explosivas, explosivas orales, explosivas nasales, fricativas, africadas y líquidas. Esta clasificación, como sabemos, tiene que ver y se complementa con la fonética articulatoria, es por eso que como decía en párrafos anteriores, me hace sentido que los dos tipos de fonéticas se complementen y sirvan de apoyo para el estudio de los sonidos del lenguaje y se hace cada vez más imprescindible conocer a profundidad ambos campos.
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